La labor de prisioneros tiene larga historia en el desarrollo de los Estados Unidos. De hecho, personajes de la clase dirigente británica recibieron el empeño colonial temprano con los brazos abiertos como una estrategia de desechar la sobrepoblación. Mientras la expansión de las relaciones capitalistas causó interrupciones sociales enormes, en ambos ciudades y campos británicos, el asentamiento colonial ofreció no solo una oportunidad de obtener nuevas riquezas, sino una manera de trasladar a los crecientes sectores de pobres y “criminales” de la sociedad. La labor de convictos era una característica principal de las colonias norteamericanas, y una gran proporción de los trabajadores no remunerados llegó después de haber sido condenados por un crimen.
La importación de esclavos africanos creció a lo largo del siglo 18 y rápidamente se convirtió en la clase dominante de labor esclavizada en el mercado laboral colonial. Sin embargo, la servidumbre no remunerada y la labor de convictos no se desaparecieron hasta la época después de la Revolución de los Estados Unidos, cuando los nuevos estados independientes en el norte gradualmente abolieron la esclavitud e hicieron la “labor libre” – es decir, el trabajo asalariado – la norma. El sistema penitenciario moderno se formó durante esta época de consolidación capitalista temprana. Desde el principio, la institución carcelaria ha sido conectada al capitalismo.
Dado que los Estados Unidos surgió con dos sistemas sociales distintos, pero a la misma vez conectados – el capitalismo en el norte y el cautiverio en el sur – no debería ser ninguna sorpresa que el desarrollo temprano de la encarcelación vino con distinciones regionales agudas. La imagen más común que se piensa de las personas de la cárcel – instalaciones especialmente vigiladas y prisioneros confinados a celdas individuales – originó principalmente en el norte capitalista. Después de la abolición de la esclavitud, cuanto más se convirtió en un sistema de trabajo asalariado, más la forma de las cárceles sureñas se conformó a lo que era común en el norte. Estas surgieron como parte de un intento de subyugar de nuevo a la labor afroamericana. Por lo tanto, hay una conexión significativa entre los sistemas penales de las dos regiones: el desarrollo de las cárceles modernas tomó lugar, de un sentido aproximado, mientras las clases de labor antiguamente esclavizada fueron reemplazadas por la labor asalariada “libre.” El desarrollo capitalista es profundamente enredado con las raíces del sistema de encarcelamiento masivo.
Las cárceles norteñas y el sistema Auburn
Pennsylvania y Nueva York eran los estados vanguardias del desarrollo carcelario norteño. En 1790, la legislatura de Pennsylvania aprobó leyes al ímpetu de la “Sociedad de Filadelfia” para el primer sistema carcelario “moderno.” La ley estatal cuáquera (Quaker en inglés) enfatizó la adopción de un sistema celular para el alojamiento de prisioneros, el cual no era particularmente nuevo. Más innovadora era su insistencia en la clasificación de prisioneros. En vez de alojar a todos los prisioneros juntos, los dividieron en “criminales,” deudores y testigos, y los segregaron por sexo (sin embargo, las mujeres en su mayoría continuarían a estar puestas en partes distintas de las mismas cárceles hasta 1870.). Hubo incluso una provisión de celdas solitarias en la Cárcel de Walnut Street en Filadelfia.
Mientras los prisioneros a menudo eran obligados a trabajar como parte de su sentencia, el modelo más nuevo de la cárcel se concentró en trasladar a esa labor dentro de las paredes carcelarias, en vez de hacerla en público. Nueva York siguió en 1796 con una cárcel similar, y varios otros estados rápidamente copiaron este modelo. Sin embargo, bajo la presión de levantamientos de prisioneros y otra agitación social, esta forma de encarcelamiento perdió favor en las décadas de 1820 y de 1830. Fue reemplazada por el “sistema Auburn” que era dominante en el norte y algunos otros estados hasta justo después de la Guerra Civil.
El sistema Auburn fue nombrado así por la Cárcel Auburn en Nueva York. En etapas tempranas, Auburn confinaba a todos sus prisioneros en celdas solitarias sin ningún requisito laboral. Después de que si hizo claro que esto causaba enfermedades mentales serias en los prisioneros, el sistema de aislamiento total fue abolido. En su lugar, los prisioneros todavía eran alojados separadamente, pero trabajaban juntos en los talleres carcelarios, forzados a permanecer en silencio. Las autoridades en el Estado Imperio (el apodo del estado de Nueva York) ponían un énfasis en operar los talleres provechosamente, que prontamente se convirtió en una característica atractiva para otros estados. El sistema Auburn también usaba el castigo corporal, empleando una variedad amplia de técnicas feudales que se parecían mucho a lo que se hacía en la Torre de Londres.
La instalación Auburn también marcó el principio de una divergencia creciente entre el tratamiento de los prisioneros y las prisioneras. Las prisioneras fueron puestas en un ático pútrido y abarrotado, alimentadas solamente una vez al día, y en su mayoría no permitidas trabajar ni hacer ejercicio. Los guardias rutinariamente azotaban a las prisioneras, hasta que esta práctica fue abolida por fin, después de que la paliza mortífera de una prisionera embarazada, Rachel Welch, causó furia pública. Este sistema de encarcelamiento de las mujeres empezó a declinar en Nueva York y en otros estados, luego resultando en el alojamiento celular en la década de 1830 como una mejora pequeña en la calidad de vida para algunas prisioneras.
En 1867, el sistema Auburn dominante estuvo bajo fuego después de que dos reformistas publicaron un reporte feroz de 600 páginas que expuso la falta de rehabilitación de los prisioneros, oportunidades educativas que eran pocas o no existentes, condiciones de vida insanas y condiciones brutales de trabajo. Este reporte dio lugar a una ola breve de reforma, con 12 estados adoptando un modelo diferente basado en una cárcel en Elmira, Nueva York, que ponía énfasis mayor en la educación de los prisioneros. A pesar de tales variaciones, las raíces del sistema penitenciario moderno de EE.UU. se pueden rastrear su origen, a lo menos en términos arquitectónicos, al modelo Auburn, y que permanecen como antecedente a las cárceles de hoy.
Las cárceles y la abolición de la esclavitud
El sur de los EE.UU. tomó un curso poco diferente del norte. Mientras en etapas tempranas había algunos esfuerzos para establecer cárceles del estilo Auburn en el sur, el sistema penitenciario antes de la Guerra Civil era relativamente subdesarrollado. Con la gran mayoría de los afroamericanos esclavizados, la habilidad de castigar y disciplinar dependía en gran parte de sus dueños, no del gobierno. Encarcelar a un esclavo, después de todo, le privaría a su dueño de su labor, así era reservado para circunstancias extraordinarias.
El fin dramático a la esclavitud y las políticas combativas de la época de Reconstrucción radicalmente cambiaron esta situación. La abolición de la esclavitud en los Estados Unidos equivalió a una revolución social total en el sur. Derrocó al sistema económica predominante en casi la mitad del país, amenazó al poder político y económico de la clase dirigente de dueños, y estableció las bases para la expansión rápida del poder de los capitalistas norteños. De un nivel nacional, cuestionó la definición racial de la ciudadanía.La ciudadanía anteriormente era reservada para los blancos solamente. Millones de esclavos liberados fueron empujados en una categoría incierta de supuesta libertad.
Durante los 10 años de la Reconstrucción Radical, las comunidades negras surgieron adelante, empoderadas por la derrota de los Estados Confederados, por las nuevas oportunidades legales y su solidez numérica en la votación. Aquellos que, por siglos, eran etiquetados como una raza “sumisa” mostraron su espíritu combativo y capacidad para la autodeterminación, trayendo su propia visión política a la sociedad estadounidense.
Mientras la abolición de la esclavitud en si misma representaba una revolución, abrió la puerta para una variedad de luchas monumentales por lo que la reemplazaría. Dado que la economía sureña se concentraba en el proceso laboral de las plantaciones, la libertad del obrero, junto con la devastación de la guerra, interrumpió seriamente al centro gravitacional económico de la región. ¿Sería que los ex esclavos se unirían al mercado de “labor libre” como trabajadores asalariados? Esta era la suposición y programa de la mayoría de los líderes políticos norteños, quienes entendían la libertad como el derecho de liberadamente contratar la labor. ¿Se les permitiría a los ex dueños seguir dirigiendo la región? ¿O sería que los ex dueños, ahora privados de su propiedad humana, perderían su tierra para ser redistribuida? Esto era el deseo aplastante de los esclavos recién liberados – “40 acres y una mula,” parcelas de tierra independientes y los medios para cultivarlas. Este sueño de poseer parcelas pequeñas sumaría a una existencia escasa y tenue, debido a la expansión de la agricultura comercial, pero a lo menos significaría independencia del control directo de los blancos. ¿Se les otorgarían a los antiguos esclavos derechos políticos plenos, parciales, o ningunos? ¿Intervendría el gobierno federal para proteger y defender los avances políticos y legales de las comunidades negras, o sería que el sur regresara a la autonomía? ¿Quién sería armado, y quién sería desarmado? ¿El algodón seguiría siendo el cultivo comercial principal? ¿Seguirían los esclavos anteriores trabajando en los campos como trabajadores asalariados (pero ahora pagando su comida, ropa y alojamiento)?
Esta historia es importante para la discusión actual de la encarcelación masiva, porque en las consecuencias inmediatas de la abolición de la esclavitud, vemos la primera explosión grande en la población carcelaria. Los propietarios de plantaciones sureños, de repente privados de su mano de obra captiva, utilizaron el sistema legal para compensarse. Una serie de leyes, llamadas los Códigos Negros, especificaban en cuáles profesiones podía trabajar la población negra ahora “libre.” Declararon que aquellos que fallaran firmar contratos laborales anuales podrían ser arrestados y contratados a los propietarios blancos. En algunos estados, proscribieron que los negros fueran propietarios. Crearon una variedad amplia de leyes para atrapar a la labor negra, tal como viajar sin pase o vaguear. Aquellos que no podían pagar sus multas serían arrestados, y sus multas serían subastadas a un propietario blanco a cambio de labor. El espectáculo de jóvenes hombres y mujeres negros en el piso de subasta reapareció, como si nunca se hubiera terminado en primer lugar.
La indignación contra estos Códigos Negros inspiró la creación de las enmiendas 14 y 15 en la Constitucion y la época de Reconstrucción Radical que vino después. Los Códigos Negros fueron en gran parte anulados durante este proceso y derrocados por la movilización política negra. Pero la solidez de la Reconstrucción variaba de un lugar a otro, dependiendo del nivel de organización política en la comunidad negra, la cantidad de violencia cometida por la clase dirigente sureña y los terroristas armados del Ku Klux Klan, los compromisos variantes de las organizaciones republicanas locales y las lealtades cambiantes de los campesinos blancos, ambos pobres y regulares.
Así, aun durante la época de Reconstrucción Radical, muchas áreas gradualmente volvieron al control de la contrarrevolución. Una indicación inmediata de estas derrotas políticas se mostró en las estadísticas carcelarias. Mientras las fuerzas de la supremacía blanca recapturaron a los estados, utilizaron esta posición para encarcelar a números crecientes de negros. El sistema de justicia penal se convirtió en una manera de devolver los trabajadores a las plantaciones y para los propietarios blancos reprimir a las voces radicales. También se convirtió en una manera de encarcelar a los “alborotadores” políticos.
Los gobiernos conservadores de la “Reconstrucción Presidencial” rápidamente aprobaron un espectro de “Códigos Negros” en 1865 y 1866, diseñados para restringir la movilidad y la oportunidad económica de los negros. A través del sur, las ampliamente definidas “leyes contra el vagabundeo” atraparon a muchos, requiriendo multas y labor. Los códigos de algunos estados, como Mississippi, requerían que los negros mostraran constancias laborales cada año, y como una preservación de las patrullas de esclavos, permitían que cualquier blanco arrestara a un negro “criminal.”
A veces se crearon obstáculos de elevada presión fiscal para limitar a los negros de poseer propiedad, y algunos estados establecieron programas de “aprendizaje” que dejaron a los jefes acceder a labor gratuita de niños negros. La subida de la Reconstrucción Radical previno la ejecución completa de algunos de estos códigos, pero muchos otros, como los estatutos contra el vagabundeo, continuaron sin el lenguaje racial. Esto significativamente limitaba la movilidad económica y social de los esclavos liberados, mientras protegía a los propietarios reanimados y los empresarios avariciosos del norte, ansiosos de obtener ganancias en medio de la resucitación de la economía sureña. Los Códigos Negros, aunque funcionaban mediante el sistema de justicia penal como parte del estado, no existían principalmente para meter a gente en las cárceles; al contrario, existían para recrear una clase de labor sometida, para mantener a los negros trabajando principalmente en las plantaciones y la economía de servicios.
La época Jim Crow y la labor alquilada de convictos
La segregación Jim Crow no surgió inmediatamente después de la abolición de la esclavitud, sino después de la derrota de la Reconstrucción Radical como la consolidación de la contrarrevolución política. Fue diseñada principalmente para restringir la labor negra a la agricultura semi-feudal y prevenir el resurgimiento de resistencia política de negros o de coaliciones multinacionales a la supremacía blanca. La cárcel no era institución central del reino Jim Crow – el índice de encarcelamiento de la gente negra en aquel entonces era considerablemente más bajo de lo actual. En vez de la encarcelación masiva, un sistema más amplio de la supremacía blanca – ejecutada mediante las leyes, costumbres y violencia – mantenía a la mayoría de los negros atados a la tierra en una existencia parecida a la de los siervos, o les obligaba a buscar trabajo en los puestos menos deseados en la industria, la minería o el sector de servicios. Los líderes capitalistas del “nuevo sur,” quienes aspiraban modernizar y industrializar a la región, cómodamente modificaron la segregación Jim Crow para la organización del lugar de trabajo, y el sistema carcelario les ayudaba a compensar cualquiera falta de labor.
Un parte integral de la opresión Jim Crow era el sistema de labor alquilada de convictos. La gente convicta era “alquilada” del gobierno para trabajar sin pago para corporaciones privadas, dejando que el gobierno y los propietarios amasaran ganancias exorbitantes. Ambos capitalistas “progresistas” en el sur y sus antiguos aristócratas utilizaban esta forma de labor, la cual era casi exclusivamente negra, desde los primeros años después de la emancipación hasta la década de 1920. El alquiler de convictos no era el sistema laboral dominante del sur, pero sí era prominente en varios sectores industriales claves. En 1890, el número de obreros convictos sumó a 27.000; una cifra significativa pero no abrumadora. Pero las industrias de hierro y carbón en particular, las cuales estaban en un estado de subdesarrollo durante la esclavitud, dependían mucho en la labor alquilada, igual que la construcción de ferrocarriles. Como ha argumentado el escolar Alex Lichtenstein, la labor alquilada operaba como un subsidio estatal masivo para estas industrias, y jugaba un papel especialmente importante en la industria de carbón, dada la falta de trabajadores asalariados para este trabajo peligroso.
Los obreros alquilados no eran propiedad humana totalmente poseída por dueños individuales, pero cuando se trata de las condiciones de trabajo tales distinciones frecuentemente son irrelevantes. De hecho, se puede argumentar sensatamente que las condiciones eran mas brutales que la esclavitud; como han descubierto algunos escritores, era raro que los convictos vivieran suficiente tiempo para cumplir una sentencia de 10 años. En Georgia, los prisioneros eran azotados y golpeados sin compasión por los jefes que disfrutaban su autoridad total. El escolar Matthew Mancini cuenta que la práctica de arrastrar el látigo por la arena entre cada latigazo era una manera comuna de aumentar el dolor. Un reporte al gobernador de Georgia dijo, “Estoy completamente convencido que el tratamiento humano de los prisioneros es completamente ignorado.” Los funcionarios gubernamentales de aquel entonces notaban que los jefes carcelarios corporativos, quienes habían obtenido sus obreros negros a precio muy bajo, eran mas dispuestos a golpear, trabajar y no dar de comer a los prisioneros hasta la muerte que los antiguos dueños de décadas antes, los cuales habían invertido mucho dinero en su propiedad humana. Sin embargo, la brutalidad severa del sistema se trataba de mucho más que la lógica económica, reflejando el profundo desprecio racista de los supervisores capitalistas para la gente negra bajo su autoridad.
Subrayando el contexto social particular del alquiler de convictos era su transformación en, y su reemplazamiento eventual por, el sistema de grupos encadenados. La necesidad creciente de carreteras en el sur resultó en los obreros encarcelados siendo trasladados del sector de labor privada al desarrollo de la infraestructura pública. En resumen, el gobierno se convirtió de un sistema de atrapar y vender esclavos en un sistema que usa estos esclavos modernos para sus propios propósitos.
¿Es el fenómeno actual de encarcelación masiva la nueva segregación “Jim Crow?”
Una explanación o nombre breve – del libro “El Nuevo Jim Crow” por Michelle Alexander puede ser difícil de resistir. Las comparaciones son claras y evocadoras: son sistemas discriminatorios de la cabeza a los pies, que privan del derecho al voto de millones de personas negras, y mantiene a toda la población negra en un estado subordinado. Pero la analogía tiene sus restricciones – como admite Alexander – y el término también puede ser engañoso, impidiendo un análisis de los factores socioeconómicos que motivan la encarcelación masiva.
Una característica esencial de los Códigos Negros y el sistema de labor alquilada de convictos era sus conexiones a las nuevas relaciones sociales y productivas en el sur. Los Códigos Negros jugaban un papel clave en preservar una forma del sistema laboral de las plantaciones, mientras el sistema de labor alquilada proveía una mano de obra inicial para las industrias sureñas emergentes. Mientras la Reconstrucción Radical fue vencida por una contrarrevolución feroz, el sistema de justicia penal trabajaba al lado del gobierno de la turba y la ley de linchamiento para limitar la movilidad y las oportunidades de los negros, dibujando las fronteras raciales para un sistema nuevo de explotación – no solo la opresión basada solamente en la raza.
La persistencia de la opresión racista en el sistema legal estadounidense, y en toda la sociedad, es un hecho innegable. Sin embargo, entender el desarrollo del racismo, la supremacía blanca y la opresión nacional en los Estados Unidos requiere conectar estos grandes males a la economía política general del país. Es preciso, pero básicamente insuficiente decir que el racismo simplemente se reinventó de la esclavitud al Jim Crow al nuevo Jim Crow. La supremacía blanca y el racismo no flotan al aire como fuerzas independientes y anónimas con el poder de reestructurar la sociedad. Operan en conjunto con, y son subordinados a, la estructura económica capitalista cambiante. Así, la esclavitud no sólo era opresión racial, sino un sistema basado en una forma particular de superexplotación de labor. El Jim Crow también fue diseñado y continuamente rediseñado para garantizar y reprimir la labor negra en la economía agrícola e industria de sueldos bajos en la región.
¿Cómo se compara esto con la encarcelación masiva? Como formas de control social y opresión nacional, la esclavitud y Jim Crow fueron diseñados alrededor de la labor de la gente negra. La encarcelación masiva, al contrario, es una respuesta política y estatal a las cantidades masivas de personas negras siendo totalmente desechadas del proceso productivo. La encarcelación masiva fue construida, a pesar del papel de la labor carcelaria, en una época de tecnología avanzada en donde la clase capitalista buscó minimizar los costos laborales, e hizo un esfuerzo concertado para eliminar a los servicios sociales. En vez de las ciudades norteñas y occidentales sirviendo como la “tierra prometida” para los afroamericanos migrándose del sur, estos migrantes entraron a la economía capitalista en los niveles más bajos, y repetidamente han sido los primeros de sufrir por la incorporación de tecnología y los despidos. Restringidos del mercado laboral, números enormes de afroamericanos fueron atrapados en los guetos descuidados o en las crueldades del sistema penitenciario, severamente impedidos de agitar por condiciones mejores o un sistema social nuevo.
Hay varias otras diferencias críticas entre el Jim Crow y la encarcelación masiva. Jim Crow era un sistema que, esencialmente, gobernaba toda la vida pública de toda la gente negra. Aunque el racismo permea a todos niveles del sistema de justicia penal, la encarcelación masiva afecta a las comunidades pobres y trabajadoras de negros mucho más severamente que a las personas de las clases media o alta. Jim Crow era basado en la privación de derechos casi completa de la gente negra de todas las clases sociales, con ninguna pretensión de igualdad política o legal. Mientras la encarcelación masiva sí priva los derechos de cienes de miles, no requiere la eliminación completa de la participación política de los negros. De hecho, la época de la encarcelación masiva coincide con la elección de políticos negros a muchos de los cargos más estimados del país, incluso la presidencia.
La función social cambiada de la encarcelación masiva, comparada con la esclavitud y Jim Crow, es un asunto analítico y estratégico crucial para la gente que quiere verla desmantelada. Estas épocas variadas sin duda son conectadas por la permanencia de la discriminación y opresión racial. Sin embargo, el hecho de que un hombre negro dirige el gobierno capitalista reafirma las condiciones políticas cambiadas de la lucha actual y llama nuestra atención cada vez más a la realidad clasista en la fundación de la encarcelación masiva.
Un movimiento contra el sistema penitenciario, cuyas victimas principales son los negros y latinos pobres y trabajadores – junto con un número creciente de blancos pobres – debe hacer las preguntas siguientes: ¿Qué tipo de sistema económica garantizará empleo e ingresos para la gente? ¿Qué tipo de sistema económico usará los avances tecnológicos para beneficiar a toda la sociedad, en vez de una manera de desechar a gente del proceso productivo? ¿Qué tipo de sistema económico destinará sus recursos para eliminar el flagelo de adicción a drogas, para inundar a las escuelas con recursos en vez de policía y detectores de metal? ¿Qué tipo de sistema económico pondrá a la gente trabajadora y pobre en el liderazgo de la sociedad, en vez de ser su víctima perpetua? Ciertamente no es el sistema capitalista.
En los siguientes capítulos, intentaremos contar una historia amplia de cómo y por qué la encarcelación masiva fue desarrollada. Aquellos que se comprometen a abolir este sistema brutal de la encarcelación masiva deben, por supuesto, buscar eslóganes y conceptos para popularizar esta causa. Pero igualmente debemos luchar por una teoría de la encarcelación masiva con el poder explicativo irreprochable – un análisis claro que demuestra cómo llegamos aquí, cuáles procesos sociales motivan el fenómeno, cómo se puede abolir el sistema y qué debería reemplazarlo.
Selección de Shackled and Chained: Mass Incarceration in Capitalist America