Esta es una traducción del artículo “George Jackson: Black Revolutionary“, puede encontrar la versión original aquí.
Nota del editor
El siguiente artículo fue escrito por Walter Rodney para un número de 1971 de Maji Maji, la revista trimestral del ala juvenil del partido Tanganyika African National Union (Unión Nacional Africana de Tanganica). El texto se encuentra en la Biblioteca Robert W. Woodruff en Atlanta, Georgia, bajo la supervisión de la Walter Rodney Foundation. Este texto es de History is a Weapon con algunas correcciones menores y notas al pie adicionales. Queremos darle las gracias a la Walter Rodney Foundation por su trabajo en general y especialmente por darnos permiso para reimprimir esta importante y relativamente desconocida contribución a nuestra comprensión del Movimiento por la Liberación Negra, las luchas por la Liberación Africana, el Panafricanismo y el internacionalismo.
George Jackson: Revolucionario Negro
Para la mayoría de los lectores de este continente, privados de información auténtica por las agencias de noticias imperialistas, el nombre de George Jackson es o desconocido o solo un nombre. Aquellos en el poder en Estados Unidos presentaron la versión oficial de que George Jackson era un criminal peligroso detenido en máxima seguridad en las cárceles más duras de Estados Unidos que aun así fue capaz de matar a un guardia en la cárcel de Soledad. Dicen que fue asesinado cuando intentó escapar en agosto de este año. Las versiones oficiales dadas por Estados Unidos de todo evento —desde Bahía de Cochinos en Cuba hasta la Bahía de Tonkín en Vietnam— tienen la característica común de invertir la verdad. George Jackson fue encarcelado —presuntamente— por robar 70 dólares. Se le impuso una sentencia de un año a cadena perpetua por ser negro, y lo tuvieron encarcelado durante años en las condiciones más deshumanizadoras posibles porque descubrió que la negritud no tenía por qué ser una insignia de servitud, sino que podía ser una bandera para una lucha revolucionaria intransigente. Fue asesinado porque estaba haciendo demasiado para transmitir esta actitud a los otros prisioneros. George Jackson era un prisionero político y un luchador por la Liberación Negra. Murió a manos del enemigo.
Una se entienda que George Jackson fue un revolucionario negro en las cárceles del hombre blanco, se establece al menos un punto de partida, ya que estamos familiarizados con el hecho de que una proporción significativa de líderes nacionalistas africanos se graduaron de las cárceles colonialistas, y ahora mismo las cárceles de Sudáfrica tienen cautivos a algunos de los mejores de nuestros hermanos en esa parte del continente. Además, existe una considerable conciencia de que, desde los días de la esclavitud, Estados Unidos no es más que una vasta cárcel en lo que respecta a los descendientes de africanos. Dentro de esta cárcel, la vida de los negros es barata, por lo que no debería sorprender a nadie que George Jackson fuera asesinado por las autoridades de la cárcel de San Quentin, que siguen el mandato del director de cárceles de todos Estados Unidos, Richard Nixon. Lo que queda es ir más allá de las generalidades y llegar a comprender los elementos más significativos de la vida y la muerte de George Jackson.
Cuando fue asesinado en agosto de este año, George Jackson tenía 29 años, y había pasado los últimos 11 años de su vida tras las rejas —siete de ellos en “aislamiento especial” [1]. Como él mismo dijo, era miembro del lumpenproletariado. No formaba parte de la fuerza productora regular de trabajadores y campesinos. Al estar aislados del sistema de producción, los elementos lumpen en el pasado rara vez entendían la sociedad que los victimizaba, y no se podía contar con ellos para dar pasos revolucionarios organizados dentro de la sociedad capitalista. De hecho, el mismo término lumpenproletariado originalmente tenía la intención de transmitir la inferioridad de este sector en comparación con la auténtica clase trabajadora.
Sin embargo, George Jackson, como Malcolm X antes que él, se educó dolorosamente tras las rejas de la cárcel, hasta que la visión clara de la realidad histórica y contemporánea que desarrolló, y su capacidad para comunicar esa perspectiva, asustaron a la estructura de poder de Estados Unidos —tanto así que lo liquidaron físicamente. El hecho de que Jackson haya sobrevivido por tantos años en cárceles atroces, su autoeducación y su publicación de Soledad Brother fueron logros personales tremendos, y además ofrecen una visión interesante del potencial revolucionario de las masas negras en Estados Unidos, muchas de las cuales han sido reducidas al estatus de lumpen [2].
Bajo el capitalismo, el trabajador es explotado a través de su alienación de parte del producto de su trabajo. Para el campesino africano, la explotación se efectúa a través de la manipulación del precio de los cultivos que trabajó para producir. Sin embargo, el trabajador empleado siempre ha sido calificado más alto que el desempleado, por la razón obvia de que la supervivencia depende de la capacidad de obtener trabajo. Así, al principio de la historia de la industrialización, los trabajadores acuñaron el eslogan: “el derecho al trabajo”. Las masas de personas negras en Estados Unidos están privadas de este derecho básico. En el mejor de los casos, viven en un limbo de incertidumbre como trabajadores ocasionales, los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos. La línea entre los desempleados o los criminales no puede ser descartada como lo era generalmente entre los lumpen blancos de la Europa capitalista.
Estos últimos eran considerados inadaptados, y los trabajadores regulares servían como vanguardia. Los 30 y tantos millones de negros en Estados Unidos no son inadaptados. Son los más oprimidos y los más amenazados en lo que respecta a la supervivencia. La grandeza de George Jackson es que sirvió como un portavoz dinámico para los más miserables entre los oprimidos, y estuvo a la vanguardia en el frente de lucha más peligroso.
La cárcel no es un escenario en el que uno podría imaginar que tendría lugar una guerra de guerrillas. Sin embargo, es en este terreno tan desfavorecido donde los negros han mostrado las agallas para librar una guerra por su dignidad y libertad. En Soledad Brother, George Jackson revela de manera conmovedora la naturaleza de esta lucha, y cómo ha evolucionado en los últimos años. Vale la pena registrar algunos de los episodios más recientes de la lucha en la cárcel de San Quentin. El 27 de febrero de este año, presos negros y mexicanos anunciaron la formación de la Third World Coalition (Coalición del Tercer Mundo). Esto vino a raíz de organizaciones activas dentro de la cárcel de San Quentin como una rama del Partido de las Panteras Negras en la cárcel el establecimiento de SATE (Self-Advancement Through Education, o Autoavance a través de la educación). Este nivel de movilización de los prisioneros no blancos fue resentido y temido por los guardias blancos y algunos prisioneros blancos racistas. Estos últimos formaron un grupo nazi, y siguieron meses de incidentes violentos. Como era de esperarse, con la autoridad blanca del lado de los nazis, los hermanos afro y mexicanos la pasaron muy mal. George Jackson no fue la única baja en el bando de los negros. Pero mantuvieron su unidad, y la mayoría de los prisioneros blancos se negaron a apoyar a los nazis o los denunciaron. Entonces, incluso dentro de los muros de la cárcel, el primer principio que se observó fue la unidad en la lucha. Una vez que los más oprimidos habían tomado la iniciativa, pudieron ganar aliados.
La lucha dentro de las cárceles está teniendo repercusiones cada vez más amplias. En primer lugar, está creando verdaderos cuadros revolucionarios compuestos de más y más lumpen. Esto es particularmente cierto en las cárceles de California, pero el movimiento se está haciendo sentir en todas partes, desde Baltimore hasta Texas. Hermanos adentro de las cárceles están escribiendo poesía, ensayos y cartas que ponen al desnudo al Estados Unidos capitalista blanco. Como los hermanos de Soledad, han aprendido que en los libros de sociología nos llaman antisociales y nos tildan de criminales, cuando en realidad los criminales están en el registro social. Los nombres de los que gobiernan Estados Unidos de Norte América están todos en el registro social.
En segundo lugar, estos esfuerzos están solidificando a la comunidad negra de una manera notable. Los negros pequeñoburgueses también se sienten amenazados por la policía, los jueces y los funcionarios carcelarios locos. Los intelectuales negros que solían estar completamente alienados de cualquier forma de lucha, excepto su ajetreo personal, ahora reconocen la necesidad de aliarse y orientarse con las fuerzas callejeras de los desempleados negros, los habitantes de los guetos y los prisioneros.
En tercer lugar, el coraje de los prisioneros negros ha provocado una respuesta de los estadounidenses blancos. La pequeña banda de revolucionarios blancos ha tomado una posición positiva. Los Weathermen condenaron el asesinato de Jackson colocando algunas bombas en lugares determinados, y el Partido Comunista apoyó la demanda de los prisioneros negros y del Partido de las Panteras Negras de que se investigara el asesinato. En una nota más general, los estadounidenses liberales blancos han sido perturbados. A los liberales blancos estadounidenses nunca les gusta que les digan que la sociedad capitalista blanca está tan podrida que debe ser reformada. Incluso la prensa capitalista hegemónica ha sacado a la luz las condiciones carcelarias, y las masacres fascistas de prisioneros negros en la cárcel de Attica recientemente obligaron al Senador Muskie a sacar la cara públicamente con un grito de basta ya.
En cuarto lugar (y para nuestros propósitos, más significativamente), los esfuerzos de los prisioneros negros y los negros en Estados Unidos en general han tenido repercusiones internacionales. Los cargos presentados contra los líderes de las Panteras Negras y contra Angela Davis han sido denunciados en muchas partes del mundo. Se han formado comités de defensa y solidaridad en lugares tan lejanos como La Habana y Leipzig. OPAAL declaró el 18 de agosto como el día de solidaridad internacional con los afroestadounidenses, y, significativamente, la mayor parte de su propaganda con este propósito terminó con un llamado a “Liberar a Todos los Presos Políticos”.
Desde hace más de una década, los movimientos de liberación en Vietnam, Cuba, el sur de África, etc., han mantenido conversaciones con militantes y progresistas en Estados Unidos señalando la dualidad y las responsabilidades respectivas para la lucha dentro del campo imperialista. La revolución en las colonias y neocolonias explotadas tiene como objetivo la expulsión de los imperialistas: la revolución en la metrópoli es transformar las relaciones capitalistas de producción en los países de su propio origen. Dado que Estados Unidos es el poder supremo del imperialismo mundial, ha sido común retratar a cualquier movimiento progresista allí como operando dentro del vientre de la bestia. Dentro de un bloque de aislamiento en las cárceles de Soledad o San Quentin, esto no era solo una expresión figurativa. George Jackson sabía bien lo que significaba buscar una mayor conciencia socialista y humanista dentro del vientre de la bestia imperialista blanca.
La solidaridad internacional surge de la lucha en diferentes lugares. Esta es la verdad expresada tan profunda y simplemente por Che Guevara cuando pidió la creación de uno, dos, tres —muchos Vietnam. Hace tiempo que se reconoce que la clase obrera blanca en Estados Unidos es históricamente incapaz de participar (como clase) en la lucha antiimperialista. El racismo blanco y el papel protagónico de Estados Unidos en el imperialismo mundial transformaron a los trabajadores organizados en Estados Unidos en una fuerza reaccionaria. Por el contrario, la lucha negra es de importancia internacional porque desenmascara las bárbaras relaciones sociales del capitalismo y coloca al enemigo a la defensiva en su propio terreno. Esto se ilustra ampliamente en el proceso político que involucró a los tres hermanos Soledad —George Jackson, Fleeta Drumgo y John Clutchettev— así como a Angela Davis y una gran cantidad de otros negros que ahora están tras las rejas en Estados Unidos.
Notas a pie de página
[1] El texto original de Rodney decía 15 años, aunque esto se corrigió cuando se publicó en History is a Weapon.[2] La publicación History is a Weapon señala que “George Jackson también fue el autor de Blood In My Eye, que se publicó póstumamente, o después de que se escribiera este artículo”. Para obtener más información sobre este texto posterior, consulte Curry Malott, Randall Scott y Elgin Bailey, “George Jackson’s ‘Blood in My Eye’: A Critical Appraisal”, Liberation School, 01 de febrero del 2022. Disponible aquí. Vea también nuestra guía de estudio para el libro aquí.