Nota del equipo editorial: Esta es una traducción del artículo “Caribbean resistance and the struggle for Black liberation“, puede encontrar la versión original aquí.
El Agosto Negro es un momento para reflexionar sobre la lucha de liberación global que las personas negras han librado durante siglos. El Caribe es una región con una rica historia de resistencia. La historia revolucionaria caribeña se caracteriza por su búsqueda implacable de la libertad y la justicia a pesar de la violencia institucional severa que enfrenta. Es una pieza intrínseca del movimiento internacional más amplio de Liberación Negra y Poder Negro.
Motines, resistencia y revolución: Resistencia indígena, cimarrona y haitiana
Antes de la llegada de los colonizadores europeos, el Caribe era el hogar de comunidades indígenas como los taínos y kalinago (también llamados caribes) que resistieron las incursiones de los colonizadores desde finales del siglo XV. El líder taíno Hatuey lideró algunas de las primeras rebeliones jamás registradas contra los españoles. Para el siglo XVII, en el Caribe, africanos esclavizados escapados establecieron sociedades cimarronas. Estas comunidades también participaron en la guerra de guerrillas contra los colonizadores europeos. En Jamaica, los cimarrones de barlovento (conocidos como los Windward Maroons en inglés), liderados por la reina Nanny (conocida en inglés como Queen Nanny of the Maroons), emprendieron campañas exitosas contra la ocupación británica, logrando eventualmente un tratado que les otorgaba su libertad y tierras. Estas primeras formas de resistencia eran ejemplo de la resiliencia de los colonizados y oprimidos contra el imperialismo, y sentaron las bases para futuros movimientos de liberación.
La Revolución haitiana de finales del siglo XVIII y principios del XIX redefinió la resistencia global con su feroz oposición al capitalismo. Los africanos esclavizados, inicialmente organizados por figuras como Dutty Boukman y luego liderados por Toussaint L’Ouverture y Jean-Jacques Dessalines, derrocaron al Imperio francés. El surgimiento de Haití, no solo fue un evento significativo por ser la primera nación independiente gobernada por personas anteriormente esclavizadas, sino por que fue la primera nación en prohibir la esclavitud y a su vez apoyó otras revoluciones de comunidades oprimidas. Después de la Revolución haitiana, los disturbios continuaron por todo el Caribe. En Trinidad y Tobago, el Carnaval evolucionó de las prácticas culturales africanas a una forma de resistencia política, a menudo satirizando a la clase dominante. Eventualmente los africanos esclavizados formaron su propia celebración paralela llamada Canboulay (del francés cannes brulés, o caña quemada). En las llamadas ‘revueltas de Canboulay’ de 1881, las fuerzas coloniales reprimieron violentamente las celebraciones afrotrinidianas en un intento de frenar los ideales insurreccionales [1].
Nacionalismo emergente: Teorizando un caribe libre
En el siglo XX, surgió en el Caribe una conciencia política con un enfoque antiimperialista y un llamado al Poder Negro que estaba profundamente conectado con los movimientos en Estados Unidos. En muchos sentidos, debido a que el imperialismo estadounidense veía al Caribe como su “patio trasero”, las personas nacidas en y descendientes del Caribe tanto en la región como en EE. UU. estuvieron expuestas a las condiciones, contradicciones y múltiples crisis del capitalismo. De hecho, muchos radicales negros prominentes de EE. UU. eran de ascendencia caribeña o habían nacido en el Caribe.
Marcus Garvey, nacido en Jamaica, por ejemplo, abogó por la autodeterminación y la independencia económica de las personas negras, fundando la Asociación Universal de Desarrollo Negro (Universal Negro Improvement Association, UNIA) [2]. Su visión inspiró a los intelectuales caribeños a desafiar las estructuras coloniales y capitalistas y sentó las bases para una conciencia revolucionaria más amplia. Claudia Jones se convirtió en una figura prominente en EE. UU. por sus escritos que destacaban temas raciales, de género y económicos a través de una lente internacionalista negro, feminista y comunista. Después de ser deportada al Reino Unido, fundó el periódico West Indian Gazette y estableció el Carnaval de Notting Hill en Londres, celebrando la cultura y la resistencia caribeñas.
El trinitense C. L. R. James, con su obra seminal Los jacobinos negros, analizó el papel de la Revolución haitiana en las luchas anticoloniales globales, vinculándola a la lucha contra el capitalismo y el imperialismo [3]. El concepto de “negritud” del martinicano Aimé Césaire criticaba el colonialismo y el capitalismo, enfatizando la recuperación de la identidad cultural africana. Sus obras, Cahier d’un retour au pays natal (Cuaderno de regreso al país natal) y Discours sur le colonialisme (Discurso sobre el colonialismo), eran celebraciones de la herencia africana y críticas del colonialismo [4].
Más tarde, el guyanés Walter Rodney fomentó la conciencia de los movimientos independentistas con su análisis de la explotación neocolonial: Cómo europa subdesarrolló África (1972), [5]. Sus ensayos, publicados en Marxismo decolonial: Ensayos de la revolución panafricana (2021), continuaron este análisis [6]. El trabajo de Audre Lorde, de padres granadinos y barbadenses, se centró en las intersecciones de la raza, el género, la sexualidad y la clase, sobre todo en su libro Hermana otra (1984) [7]. Lorde representa una voz queer, femenina y negra que desafía las estructuras sociales opresivas y aboga por un cambio sistémico. Estas diversas voces que teorizaban diferentes formas de cambio revolucionario moldearon la conciencia caribeña a lo largo del siglo XX y más allá, y estuvieron estrechamente vinculadas a la creciente conciencia de los movimientos por los derechos civiles y el Poder Negro.
Ondeando la bandera: Movimientos independentistas del Caribe en el siglo XX
Los movimientos de resistencia continuaron a lo largo del siglo XX, teniendo tanto victorias como derrotas. El levantamiento de 1937 en Barbados, liderado por Clement Payne, abordó el desempleo y las condiciones de trabajo inseguras. A pesar de ser reprimido, el levantamiento condujo a un mayor activismo laboral y más reformas. En 1937, la Masacre de Ponce en Puerto Rico fue el resultado de la represión violenta de las protestas nacionalistas que exigían la independencia de Puerto Rico del dominio estadounidense. Aunque resultó en 19 muertes y más de 200 heridos, se convirtió en un punto de inflexión en la identidad nacionalista puertorriqueña y cimentó la independencia del colonialismo estadounidense como una lucha continua que se ha prolongado hasta el presente.
La Revolución cubana de 1959 fue un logro monumental en el avance del pensamiento antiimperialista. Liderado por figuras como Fidel Castro, el Che Guevara y Haydée Santamaría, derrocó la dictadura de Batista y estableció un gobierno socialista comprometido con la lucha contra el imperialismo y el capitalismo. La revolución implementó reformas en la educación, la atención médica y la distribución de la tierra, mejorando la calidad de vida del pueblo cubano y brindando apoyo a los movimientos internacionales de liberación. Cuba se convirtió en un firme partidario del movimiento del Poder Negro, el Partido Pantera Negra y otros movimientos revolucionarios negros. Tras el éxito de Cuba, surgieron movimientos independentistas caribeños desde la década de 1960 hasta la de 1980. Inspirados por figuras como Kwame Nkrumah en Ghana, Fidel Castro en Cuba y Ho Chi Minh en Vietnam, estos movimientos se unieron a las luchas de descolonización en África, Asia, América Latina y Estados Unidos. Líderes como Michael Manley en Jamaica abogaron por la independencia y buscaron abordar las desigualdades económicas y sociales perpetuadas por el imperialismo.
Inspirado por la Revolución cubana, en la República Dominicana, el Movimiento 14 de junio de 1959 intentó derrocar al dictador Rafael Trujillo. Aunque inicialmente fue reprimido, el evento condujo al eventual asesinato de Trujillo en 1961 y a la elección democrática del líder del Partido Revolucionario Dominicano, Juan Bosch, en 1962, que luego fue derrocado por un golpe respaldado por Estados Unidos y luego por una intervención militar absoluta en 1965. La Revolución granadina de 1979, liderada por Maurice Bishop y el Movimiento Nueva Joya (New Jewel Movement, NJM), tenía como objetivo establecer un gobierno socialista y derrocar al régimen corrupto de Eric Gairy. De manera similar a los eventos en la República Dominicana, en 1983 Estados Unidos derrocó al movimiento con una violenta invasión por temor a que los lazos del NJM con Cuba y la Unión Soviética reforzaran los movimientos socialistas en el Caribe y en el extranjero. Estos movimientos, aunque no siempre hayan tenido un éxito inmediato, reflejan un fervor revolucionario latente contra el dominio imperialista en la región. Entre 1960 y 1989, naciones como Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Guyana, Granada, Santa Lucía, San Vicente, Antigua, Barbuda, Belice y San Cristóbal y Nieves ganaron su independencia del dominio colonial [8].
Estos movimientos estaban entrelazados con el Poder Negro y las ideologías antiimperialistas. Fue el trinitense estadounidense Kwame Ture (anteriormente Stokely Carmichael) quien acuñó el término “Poder Negro”. Ture lideró movimientos significativos en Estados Unidos y África, incluida su colaboración con el Comité Coordinador Estudiantil Noviolento (Student Nonviolent Coordinating Committee, SNCC), sus vínculos estrechos con el Partido Pantera Negra y su papel en la fundación del Partido Revolucionario de Todos los Pueblos Africanos (All-African People’s Revolutionary Party, AAPRP). La lucha revolucionaria por la independencia en el Caribe ha sido y siempre será solo una parte de la lucha internacional más amplia contra la dominación colonial y la opresión racial.
Conclusión: Honrando el legado
A pesar de sus ideales a menudo revolucionarios, muchas naciones caribeñas han desarrollado relaciones complicadas con las estructuras capitalistas globales y el imperialismo. Esta lucha continua subraya la necesidad de un análisis más preciso del socialismo revolucionario, uno que reconozca tanto los logros como las limitaciones de estos movimientos independentistas nacionales. A medida que reflexionamos sobre el Agosto Negro y la Parada del Día de las Indias Occidentales en la ciudad de Nueva York, que se celebrará durante el Día del Trabajo, debemos reconocer la rica historia de resistencia de la diáspora caribeña vinculada a la lucha antiimperialista más amplia por la Liberación Negra. Cuando reflexionamos sobre el movimiento obrero en el Día del Trabajo, es imperativo que incluyamos el trabajo de las personas negras en América del Norte y el Caribe. Estos imperios no podrían haber creado los sistemas de riqueza global que existen hoy en día sin la sangre de las personas negras. Esto también significa que las personas negras que estos imperios explotaron son aquellas con el poder de desarraigar estos sistemas, y la historia nos muestra que tenemos la capacidad de lograrlo. La herencia caribeña que elegimos celebrar debería, en esencia, ser revolucionaria, basada en la resistencia histórica y continua contra la opresión; debería centrarse en el antiimperialismo, la solidaridad internacional y, lo que es más importante, la liberación de las personas negras y de todos los pueblos oprimidos.
Referencias
[1] Campbell, Horace. Rasta y resistencia: Desde Marcus Garvey a Walter Rodney (Rasta and Resistance: From Marcus Garvey to Walter Rodney). Africa World Press, 1985.[2] Garvey, Marcus. Filosofía y opiniones de Marcus Garvey (Philosophy and Opinions of Marcus Garvey). Editado por Amy Jacques Garvey, Atheneum, 1969.
[3] James, C. L. R. Los jacobinos negros: Toussaint L’Ouverture y la Revolución de Haití (The Black Jacobins: Toussaint L’Ouverture and the San Domingo Revolution). Vintage, 1989.
[4] Césaire, Aimé. La Revolución haitiana (The Haitian Revolution). Monthly Review Press, 1972.
[5] Rodney, Walter. Cómo europa subdesarrolló África (How Europe Underdeveloped Africa). Verso, 2018.
[6] Rodney, Walter. Marxismo decolonial (Decolonial Marxism). Verso, 2021
[7] Lorde, Audry. Hermana otra (Sister Outsider). Crossing Press, 1984.
[8]. Scott, David. Repensando futuros: Críticas después de la poscolonialidad (Refashioning Futures: Criticism After Postcoloniality). Princeton University Press, 1999.